La red MicroSOS, que cuenta con la colaboración de 10 entidades y una treintena de investigadores de Europa y Asia, tiene como meta facilitar el intercambio y la movilidad entre socios académicos y empresariales del sector agrícola y ambiental
La agricultura y los suelos agrícolas están bajo un estrés creciente debido al cambio climático. Los microbiomas (conjunto de microorganismos que habitan en un entorno específico) asociados con las plantas pueden contribuir significativamente a su adaptación en condiciones estresantes, mediante la adquisición de nutrientes, la activación de la inmunidad contra patógenos e insectos, y a estrés abióticos como la sequía y la salinidad.
En este sentido cobra especial importancia el desbloqueo del potencial del microbioma en la agricultura, sobre todo en el objetivo de promover nuevos enfoques para optimizar la gestión y otras mejoras en el sector. Así lo considera Víctor Carrión, investigador de la Universidad de Málaga y del Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea 'La Mayora' (IHSM-UMA-CSIC), y coordinador del proyecto MicroSOS, quien aboga por "una verdadera conexión entre la investigación fundamental y los desarrollos aplicables con relevancia social" a partir de la colaboración entre universidades, centros de investigación y empresas del sector agrícola y ambiental.
Para ello, el proyecto MicroSOS, que celebra hoy y mañana en el IHSM su encuentro inaugural de socios, cuenta con una financiación de 1,6 millones de euros para abordar, entre otros objetivos, la transferencia de habilidades, conocimientos y competencias entre instituciones especializadas en el ámbito agrícola; mejorar las perspectivas profesionales de los investigadores en etapas tempranas de sus carreras a través de intercambios interdisciplinares sobre el microbioma de las plantas y la agricultura; y crear colaboraciones sostenibles entre socios europeos y del sudeste asiático, convirtiendo el conocimiento y el intercambio en ideas para nuevos proyectos.
El plan de actuación del proyecto se extenderá hasta 2028 y además de la coordinación de la UMA cuenta con la participación de otras 10 entidades nacionales e internacionales entre las que se encuentran el consejo superior de investigaciones científicas, CSIC (España), las empresas DeSangosse y Akinao (Francia), The Weather Makers (Países bajos) y otras cinco instituciones académicas como la Universidad de Agricultura de Atenas (Grecia), la Universidad de Tuscia (Italia), el Instituto Asiático de Tecnología (Tailandia), y la Universidad de Leiden y el Instituto de Ecología Holandés (Países bajos).