Desde la antigüedad, la represión a las minorías a través, primero, de la marginación social y más tarde con actuaciones fiscales como la subida de impuestos, ha sido un denominador común a lo largo de la historia.
En Andalucía, durante la etapa de los Reyes Católicos, tuvo lugar uno de los casos más llamativos. En el Reino de Granada, con el modelo de fiscalidad tras la reconquista los moriscos se vieron sometidos a fuertes presiones fiscales para rentabilizar el coste de la campaña de ocupación y de estabilización del territorio.
Esta recaudación se hacía de forma rápida por medio de medidas extraordinarias que buscaban la pronta obtención de capital para su inversión por parte de la Corona. Los llamados servicios moriscos, dirigidos a la población de origen musulmán, agudizaban esa presión sobre esta minoría con el objetivo de mantener la salud de unas arcas que no pasaban por su mejor momento. A razón de los últimos datos, se calcula que una familia media morisca llegaba a dedicar más del 50 por ciento de sus ingresos al pago de tributos.
En el departamento de Arqueología e Historia Medieval de la Universidad de Málaga, el grupo del doctor Ángel Galán Sánchez es pionero en estudiar la fiscalidad durante el contexto del regreso de los cristianos a Granada. “El Reino de Granada es el mejor laboratorio que existe en el mediterráneo para el tema de la fiscalidad”, afirma este historiador malagueño.
Unido a la digitalización de documentos para la base de datos, será crucial para la conexión con más de medio centenar de investigadores del medievalismo islámico y mediterráneo.
En esta región, el nivel de sobre explotación fiscal es mucho mayor que en el resto de España. Era una tierra de frontera, muy costosa de mantener y difícil de repoblar de cristianos, a los que se les debía dar alguna contrapartida beneficiosa para que pudieran trasladarse desde otros puntos de la península. Así, en el Sureste andaluz se daban unas condiciones especiales durante los primeros años del siglo XVI que ponen de manifiesto las alteraciones de las estructuras sociales. Uno de estos condicionantes es, sin duda, la presión fiscal a los vencidos para solventar los gastos del Estado, a lo que se une la alta presencia de judeo conversos en la propiedad y gestión de negocios, que rozaba el 60 por ciento del total de empresas presentes en la zona.
En este sentido, según argumenta Ágatha Ortega Cera, que participa en el proyecto, la Corona prefirió apostar por delegar el comercio en grupos con experiencia y capital, a la vez que los judeo conversos aprovechaban para integrarse en una sociedad que los rechazaba por principio.
Por otra parte, este equipo lidera una iniciativa junto al Ministerio de Cultura que, de tener éxito, sería la primera base de datos base de fiscalidad medieval en el mundo. “Se trata de aprovechar los recursos del Ministerio para incluir nuevos documentos de naturaleza tributaria y mejorar el sistema de búsqueda y acceso a las fuentes, de tal forma que se pueda acceder a diferentes registros almacenados en chancillerías y archivos de toda España”, afirma Sebastián Souviron, coordinador de la propuesta.
Además, desde la UMA se ha promovido la Red Nacional de Proyectos de Fiscalidad para incentivar las relaciones entre la investigación medieval nacional y en un futuro a europea. “Esto, aclara Galán Sánchez, unido a la digitalización de documentos para la base de datos, será crucial para la conexión con más de medio centenar de investigadores del medievalismo islámico y mediterráneo, que facilitará el desarrollo de futuras colaboraciones”.
La investigación, que ha sido seleccionada como Proyecto de Excelencia de la Junta de Andalucía, estará vigente hasta 2012, con una inversión de más de 187.000 euros.