Un equipo de la UMA en alianza con siete grupos científicos de la UE e Israel logra 16 millones de euros para avanzar en el desarrollo de nuevas técnicas que permitan manejar grandes cantidades de datos genéticos.
Encarna Maldonado | Málaga Hoy
EL 26 de junio de 2000 los entonces presidente de Estados Unidos y primer ministro del Reino Unido, Bill Clinton y Tony Blair, recibieron en la Casa Blanca a los genetistas Francis Collins y Craig Venter para presentar el primer borrador del genoma humano. La primera secuencia completa no se publicó hasta tres años después. La investigación había costado 2.000 millones de euros, una lucha encarnizada hasta el último minuto entre las instituciones públicas y la empresa privada Celeris y movilizado a miles de investigadores estadounidenses, europeos y asiáticos. Se dijo entonces que se abría una puerta sólo comparable a la llegada del hombre a la Luna.
Una década después un genoma se puede secuenciar por 6.000 euros y hay empresas que por 100 euros analizan las variantes puntuales que presenta un individuo. Porque en realidad, los humanos compartimos el 99,9% del mapa genético. El hecho diferencial reside en un magro 0,01%.
La eclosión de la genómica, la proteómica y las nuevas áreas de conocimiento que aglutinan lo que se denomina la revolución ómica ha corrido acompasada con la aparición de nuevas técnicas de investigación, en las que las tecnologías TIC, la robótica y la automatización se ponen al servicio de la biología. Si antes un científico sólo daba abasto para investigar el comportamiento de un gen al que debía seguir durante años y años, las nuevas técnicas de alto rendimiento permiten no sólo experimentar con miles de genes a la vez, sino también extraer y analizar la información de forma automática en plazos relativamente cortos de tiempo. Estas nuevas herramientas se aglutinan bajo el paraguas de lo que se conoce como microscopía de sistemas. Y si se observa dónde se están gastando ahora mismo los fondos de investigación en la Unión Europea por aquí discurre el futuro.
Un equipo científico de la Universidad de Málaga (UMA) en alianza con centros de investigación de Suecia, Holanda, Finlandia, Suiza, Alemania e Israel tiene en sus manos 16 millones de euros para crear la red de excelencia Systems Microscopy.
La red agrupa la flor y nata de este campo del conocimiento. Aquí están los responsables de los últimos avances que se han producido en este campo tecnológico que facilita el seguimiento sistémico y automático, en el tiempo y en el espacio, de células individuales vivas normales y mutadas. Los miembros de este equipo son autores de varios artículos publicados recientemente en Nature y Science, las dos revistas por excelencia del mundo científico.
Doce de los 16 millones los aporta la Unión Europea y los cuatro restantes los siete socios que forman parte del proyecto que ha comenzado en enero con una duración de cinco años. Juan Antonio García Ranea, investigador acogido al programa Ramón y Cajal es el responsable del proyecto en la Universidad de Málaga (UMA) resalta que estas nuevas técnicas multiplican exponencialmente la capacidad de investigación: "Una vez que decidimos qué gen se quiere expresar o inhibir puede no sólo realizar miles y miles de ensayos, sino también extraer datos, clasificar patrones y determinar qué fenómenos surgen. Se trata, por tanto, de observadores automáticos muy útiles para analizar la división y migración celular, porque permite ver cómo cambia cada célula y esto es de gran importancia, por ejemplo, en el estudio de la metástasis del cáncer o en la investigación de las enfermedades raras".
La misión de esta red de excelencia en microscopía de sistemas es establecer un sistema de colaboración permanente que permita avanzar en el desarrollo y aplicación de estas nuevas técnicas de investigación en el campo de la biología.
+info:Málaga Hoy [Noticia original] | Web personal de García Ranea