El investigador Antonio Matas demostró cómo el sonido afecta al cerebro y a la realización de diferentes actividades.
La cervecería Molly Malone’s volvió a reunir ayer a la ciencia con la ciudadanía en la segunda de las sesiones de esta última edición del año del programa ‘Beer for Science’, iniciativa organizada por el Servicio de Publicaciones y Divulgación Científica de la Universidad de Málaga. La tertulia, ‘Sound and Brain’, fue presentada por Antonio Matas Terrón, del Departamento de Métodos de la Investigación e Innovación Educativa de la UMA.
El profesor Antonio Matas expuso ayer las principales líneas que su grupo de investigación estudia en el laboratorio mediante el análisis de los efectos de la música en el cerebro de sus alumnos: “la música no está restringida al campo del ocio, sino que es un recurso muy importante a la hora de enseñar y aprender”, dijo a los asistentes. La forma en la que el cerebro procesa cada tipo de sonido que escuchamos puede provocar diferentes efectos en conductas tales como la conducción, una de las principales áreas de estudio de su grupo, o en otras relativas al rendimiento académico.
El público pudo observar la influencia de la música en su propio cerebro a través de la resolución de una serie de cuentas aritméticas de nivel de primaria mientras sonaban tres canciones con diferentes ritmos. Tras el experimento, el investigador preguntó a los participantes con cuál había resultado más fácil hacer las operaciones, con cuál habían respondido más rápido y cuál había provocado que fallasen, las tres variables que se controlan en el laboratorio. Lo habitual es que la música lenta mejore mucho el rendimiento y que la música de ritmo medio haga que la persona tarde menos tiempo en finalizar los ejercicios, aunque la personalidad puede interferir en los resultados.
Como explicó el profesor, “el objetivo de todos estos experimentos es conseguir utilizar la música en las aulas para inducir diferentes estados de ánimo en los alumnos y así mejorar su trabajo, potenciar el aprendizaje de las matemáticas y el desarrollo verbal, facilitar un entorno agradable y dar a conocer la cultura musical”.
Con la reflexión de que "sin la vida no hay música, y sin la música no hay vida" y con una gran acogida por parte del público terminó esta última edición del 'Beer for Science', iniciativa que cuenta con el apoyo de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología, y que en Málaga suma su decimocuarto encuentro.