Investigan la violencia entre los adolescentes a través de las redes sociales
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17 enero 2018

Investigan la violencia entre los adolescentes a través de las redes sociales

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Alrededor del 90% de los jóvenes encuestados piensa que se produce más violencia en Internet que de manera presencial y más del 80% se siente impune al realizar bullying de forma telemática.

Foto de portada: La violencia en redes suele realizarse en la casa de un amigo. /UMA

Las redes sociales llegaron a nuestras vidas hace años y cambiaron la forma en la que nos relacionamos. Uno de los colectivos que hace más uso de ellas son los adolescentes, nativos digitales que muestran sus actitudes y personalidad a través de internet. Debido a la gran relevancia que dichas plataformas han cobrado entre ellos, un equipo de investigación de varias universidades españolas, incluida la Universidad de Málaga (UMA), ha desarrollado un estudio que trata de identificar los factores que desencadenan la violencia de género y el acoso en estudiantes de entre 15 y 17 años.

“A esta edad se definen la identidad del individuo y las relaciones entre sus iguales. Empiezan a sustituir a la familia por los amigos y las redes sociales se presentan como una prolongación de su grupo. Un espacio donde lo comparten todo, dándole más importancia que a la comunicación presencial”, explica la investigadora Leticia Velasco. Ella junto con Esther Mena y Juan Carlos Tójar, del Departamento de Teoría e Historia de la Educación y Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación de la UMA, han analizado las respuestas de 284 estudiantes de ocho centros de secundaria de la provincia.

Esta experiencia reflejó que el 17% de los adolescentes encuestados declara haber sufrido bullying y el 10% reconoce haber participado acosando a algún compañero o compañera en la red. “Hacerlo a través del ordenador les confiere cierta impunidad e invisibilidad, además de sentirse respaldados por un grupo”, comenta Esther Mena. Esta idea se confirma con los datos del proyecto que refleja lo que piensan los participantes. El 92% asegura que sus compañeros son más violentos en línea y el 82% afirma no tener consecuencias cuando intervienen en actividades nocivas.

Parte de esta impunidad es consecuencia de la dificultad de la familia y el profesorado para detectar estos episodios. “El acoso se da en el cuarto de los jóvenes y, en muchos de los casos, ni siquiera lo hacen en su propia habitación, sino que están en casa de un amigo”, subraya Leticia Velasco. Por ello, recomiendan que se conecten en lugares comunes de los hogares. Asimismo, proponen otra serie de medidas como las que apunta Juan Carlos Tójar: “Sería interesante que familias y docentes pudieran acceder a una formación que les enseñara cómo identificar los problemas y de qué manera afrontar los casos”. Esto se completaría con la colaboración de toda la comunidad educativa junto con los estudiantes y trazando, en común, planes realistas para hacer frente al bullying en las redes.

La violencia de género

Con respecto a la violencia de género, el proyecto también ha revelado prácticas que realizan los estudiantes debido, en ocasiones, al desconocimiento. “Las parejas activan la geolocalización del móvil para saber dónde está la otra persona en todo momento, se revisan las llamadas e, incluso, se dan las contraseñas. Los que no acceden a este control son reprendidos, por lo que consideran falta de amor y confianza”, señalan en la investigación realizada. Por esta razón, instan a las escuelas a tratar el asunto con más frecuencia. “Educar en la igualdad de género debería ser un objetivo prioritario para que el alumnado sepa dónde acudir. Estamos en posición de prevenir situaciones violentas que se puedan dar en el futuro”, afirma el catedrático Juan Carlos Tójar.

En cuanto a la resolución del problema, los encuestados confían en su mayoría en la acción policial (94%) o de un organismo especializado (90%) en primer lugar, seguidos de la familia (80%) y las amistades (50%). “Pocos acudirían a alguien de la escuela. Aquí se hace más patente que se necesitan protocolos claros para saber cómo actuar en los centros educativos y hacerlos visibles para que la comunidad estudiantil valore sus opciones”, incide Juan Carlos Tójar.

Por el momento, concluyen que este asunto debe ser analizado de manera prioritaria y recomiendan seguir realizando talleres que sensibilicen y conciencien sobre la violencia de género y el acoso tanto con adolescentes como con los más pequeños.

Esther Mena-Rodríguez y Leticia-Concepción Velasco-Martínez (2017): “Gender Violence and Social Networks in Adolescents. The Case of the Province of Malaga”. Elsevier, vol 27, pp. 44-49. Disponible en línea: https://doi.org/10.1016/j.sbspro.2017.02.009