Investigadores de la UMA estudian el poder amortiguador de la Inteligencia Emocional en el estrés docente
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02 junio 2020

Investigadores de la UMA estudian el poder amortiguador de la Inteligencia Emocional en el estrés docente

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Este proyecto tiene por objetivo implementar herramientas que ayuden a sobrellevar los problemas diarios y mantener la motivación de los profesores.

Investigadores del grupo de investigación Recursos Personales Positivos, Bienestar y Salud en Contextos Aplicados de la Universidad de Málaga están llevando a cabo un proyecto que tiene por objetivo promover la salud y el bienestar laboral. A partir de las conclusiones de este estudio se pretende desarrollar una serie de herramientas que ayuden a los profesores tanto a lidiar con los problemas que se encuentran en las aulas, como a sentirse motivados y evitar el síndrome burnout o de estar quemado, que padecen muchos de estos profesionales.

“Actualmente se siguen dos teorías sobre este recurso psicológico. La primera afirma que se nace con una determinada Inteligencia Emocional y que ésta no cambia a lo largo de nuestra vida. Por el contrario, hay otra que declara que esta se puede aprender y desarrollar, que es en la que basa nuestra investigación”, explica el investigador Sergio Mérida, del departamento de Psicología Social de la Universidad de Málaga, que es uno de los precursores de este estudio junto con el catedrático Natalio Extremera, perteneciente al mismo departamento, y el catedrático Arnold B. Bakker, del Centro de Excelencia de Psicología Organizacional Positiva de la Universidad Erasmus de Rotterdam.

Gracias a este trabajo han concluido que la Inteligencia Emocional es un recurso personal que sirve como amortiguador ayudando a los docentes a lidiar con los efectos nocivos del estrés sobre su bienestar laboral. “Asimismo, también hemos observado que las personas que tienen niveles más altos de este recurso psicológico presentan una mayor ilusión en el trabajo, por lo que se sienten más motivados y comprometidos con sus funciones”, afirma Mérida.

Y es que los altos niveles de estrés que pueden presentar los profesores pueden repercutir tanto en su salud mental como en la física. Los grandes retos que existen en esta profesión van desde violencia en las aulas, relaciones conflictivas tanto con las familias como problemas intrafamiliares y sobrecarga de trabajo. Estas circunstancias laborales, en numerosos casos,  van debilitando paulatinamente el estado físico de los docentes y puede derivar en bajas laborales. “La Inteligencia Emocional como recurso a potenciar y desarrollar no solo previene problemas de salud, sino que eleva el rendimiento de los docentes, aportando un clima positivo en las clases, mejorando la relación con sus alumnos, incluso convirtiéndose en esa figura a la que acudir si tienen problemas más serios”, comenta el investigador.

El Proyecto en el que se enmarca el estudio, se lleva a cabo tanto con profesores de Infantil, Primaria y Secundaria, como con estudiantes del Master de Profesorado de la Universidad de Málaga. “Por un lado, queremos saber a qué retos se enfrentan los docentes que tienen cierta experiencia y por otro, dotar de herramientas a los que aún no han empezado a ejercer la profesión para que lo hagan más preparados y así no pierdan la motivación. La mayor parte del abandono de la docencia se da en los primeros años de incorporación al mercado laboral, de ahí la importancia de enseñar estas habilidades durante su formación inicial en el Máster de Profesorado”, explica el científico.

En este sentido, desde este grupo de investigación han realizado aportaciones sobre la importancia de recursos psicológicos como la Inteligencia Emocional y el afrontamiento resiliente para la ilusión laboral del profesorado de Educación Secundaria, un colectivo que presenta altas tasas de estrés laboral. En la misma línea, han aportado recomendaciones sobre el desarrollo de programas de formación en recursos como la Inteligencia Emocional en el contexto docente.

La Inteligencia Emocional en profesiones asistenciales

Estas técnicas también se podrían aplicar a otros sectores profesionales. “Existen otros estudios multiocupacionales que reflejan resultados similares sobre el poder amortiguador de la Inteligencia Emocional sobre los niveles de estrés, así que las conclusiones de esta investigación se podrían extrapolar a cualquier ámbito  asistencial y adaptarlas para mejorar la eficacia y productividad en la atención con usuarios”.

Con los resultados han diseñado un programa de intervención enmarcado dentro de un proyecto FEDER de la Junta de Andalucía (UMA18-FEDERJA-147). “Antes de que España sufriera la crisis sanitaria del Coronavirus estábamos implementando el programa en un instituto de Fuengirola y teníamos ya en espera otros centros de Málaga capital y Marbella, esperamos retomar el proceso formativo en cuánto la situación vuelva a la normalidad. Aun así tenemos la intención de desarrollar el proyecto durante los próximos dos años con más centros educativos por lo que cualquier instituto de enseñanza secundaria o Centro de Profesorado que quisiera participar en Andalucía puede ponerse en contacto con nuestro grupo de investigación, a través de la página web (http://www.appliedpositivelab.com)”, hace un llamamiento, este equipo de investigación.

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Mérida-López, S., Bakker, A. B. y Extremera, N. (2019). How does emotional intelligence help teachers to stay engaged? Cross-validation of a moderated mediation model. Personality and Individual Differences151, 109393. https://doi.org/10.1016/j.paid.2019.04.048

Extremera, N., Mérida-López, S. y Sánchez-Gómez, M. (2019). La importancia de la inteligencia emocional del profesorado en la misión educativa: impacto en el aula y recomendaciones de buenas prácticas para su entrenamiento. Voces de la Educación, 4(9), 74–97. Disponible en línea:
https://www.revista.vocesdelaeducacion.com.mx/index.php/voces/article/view/213

Mérida-López, S., Extremera, N., Quintana-Orts, C. y Rey, L. (2020). Sentir ilusión por el trabajo docente: inteligencia emocional y el papel del afrontamiento resiliente en un estudio con profesorado de secundaria. Revista de Psicología y Educación, 15(1), 67–76. https://doi.org/10.23923/rpye2020.01.186