Segunda edición del ciclo de charlas divulgativas en torno a los premiados con el Nobel del año 2021.
Las cuatro charlas estarán conducidas por investigadores/as de la UMA: Medicina, Química, Física y Economía.
Los eventos tendrán lugar entre el 13 y el 17 de diciembre, a las 18:30, en el Rectorado de la Universidad de Málaga y en streaming. Es necesaria la inscripción, tanto para asistir presencialmente como de manera virtual, a través del siguiente enlace:
Martes 14 diciembre 2021, 18:30, Nobel de Medicina: Calor, picor y tacto: las células como microsensores.
Ponente: María Dolores López Ávalos (Dpto. Biología Celular, Genética y Fisiología).
El Premio Nobel en Fisiología o Medicina de año 2021 ha sido otorgado a dos investigadores, David Julius y Ardem Patapoutian, por sus descubrimientos en relación a la manera en que los animales perciben información del medio que les rodea, información que es fundamental para su interacción con el entorno y por tanto para su supervivencia. Estos investigadores han desentrañado algunas piezas clave del complejo mecanismo de la fisiología sensorial. Somos conscientes de lo que ocurre a nuestro alrededor gracias a células sensoriales que son capaces de detectar cambios en el entorno (cambios de temperatura, presión sobre la piel, diferentes sustancias químicas que configuran olores o sabores, ondas en el aire que se traducen en sonidos, etc). Cuando estas células sensoras se activan, generan impulsos nerviosos que viajan hasta el sistema nervioso central, donde la información sensorial se transforma en una percepción consciente (o, en otros casos, no consciente). Algunas de las piezas más elusivas de este puzle han sido los componentes celulares que permiten a una célula ser sensible (o no serlo) a un tipo concreto de estímulo, y generar así impulsos nerviosos. Aunque las proteínas de la membrana celular eran candidatos indiscutibles, existen millones de ellas. Mediante estrategias experimentales originales y atrevidas, y con mucho trabajo y persistencia, estos investigadores han conseguido desenterrar algunas de estas piezas.
David Julius descubrió los canales de membrana TRPV1 y TRPM8, que se abren/cierran cuando las células se exponen a diferentes temperaturas, dando así lugar a cambios en el potencial eléctrico de la membrana celular. De este modo, se pudo averiguar el mecanismo sensor de la temperatura y, de paso, se averiguó también porqué las guindillas picantes nos producen ardor (su componente capsaicina también activa a estos canales) y, cuando el estímulo es muy intenso, también dolor. Una derivada muy interesante de estos trabajos es la búsqueda de fármacos para bloquear el dolor, ya que la activación de algunos de estos canales genera dolor.
Por su parte, Ardem Patapoutian se dedicó a una búsqueda similar, pero enfocada a los sensores del tacto o de la presión, aquéllos que nos permiten notar roces en la piel, apretones de manos y muchas otras sensaciones de tipo mecánico. Su búsqueda resultó en la identificación de los canales Piezo, de nuevo canales iónicos de la membrana celular que se abrían/cerraban ante toques leves de las células con una micropipeta. Los canales Piezo resultaron ser fundamentales no solo para el sentido del tacto, sino también para lo que se conoce como propiocepción, es decir, la percepción de la posición y del movimiento de unas partes del cuerpo respecto a otras. Posteriormente se comprobó que los canales Piezo participan también en sensar la presión en el sistema circulatorio o en los pulmones, entre otras funciones.
Ambos descubrimientos han derivado en otras muchas investigaciones que han supuesto un notable avance en el conocimiento de la recepción sensorial, tanto de estímulos externos como internos, es decir, aquéllos originados en el propio animal. El sistema nervioso utilizará toda esta información para elaborar respuestas adecuadas, encaminadas a regular nuestro organismo y su interacción con el medio que nos rodea.