El Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) es una patología psíquica que afecta al 4,5 por ciento de la población y que sólo había sido estudiada en adultos. En la UMA se estudian ahora las diferentes variables que causan este problema en la infancia y que suele matenerse también en la edad adulta.
Foto de portada: El grupo de Aurora Gavino lleva dos años con este proyecto. /Foto: Uciencia
Si oímos hablar del TOC (Trastorno Obsesivo-Compulsivo) podemos imaginarnos personas que sufren una gran patología psicológica y poco común. Lo cierto es que este tipo de trastorno está presente en uno de cada 200 niños y, frecuentemente, continúa incluso en la edad adulta.
Los síntomas pueden manifestarse de distintas formas, desde lavarse las manos repetidamente, hasta percatarnos varias veces de si hemos cerrado bien la puerta o el control obsesivo —relacionado con la hipocondría—, de la suciedad.
Precisamente, la solución a esta continuación en la edad adulta es en lo que trabaja el grupo de la Facultad de Psicología de la catedrática Aurora Gavino. Los resultados que se han desprendido en la investigación durante los dos últimos años han revelado que cerca de la mitad de las personas adultas que sufren estos trastornos los han desarrollado en su infancia o en su adolescencia.
El grupo de investigación se ha centrado en el estudio de 2.000 niños de entre 10 y 17 años de la provincia de Málaga, para determinar qué factores motivan el TOC en esta parte de la población. Según Aurora Gavino, “las causas más frecuentes suelen estar relacionadas con la limpieza (lavarse las manos de forma excesiva), la comprobación (asegurarse de haber cerrado la puerta de casa) y la simetría (ordenar los objetos de una forma sistemática)”.
Las causas más frecuentes suelen estar relacionadas con la limpieza (lavarse las manos de forma excesiva).
Comprobar la luz, la puerta o el gas son ejemplos frecuentes de este tipo de trastornos.
Estas costumbres no son percibidas en la familia como síntomas de una patología y sí como resultado de simples manías. Esto, añade la responsable de la investigación, “puede derivar en depresión y ansiedad, ya que el adolescente necesita de una atención clínica que no recibe”.
La finalidad que persigue el equipo de trabajo, compuesto por siete psicólogos y una psiquiatra, es adaptar los tratamientos a adultos a los niños. De esta forma se pretende diseñar un proceso terapéutico de niño a adulto con las diferentes etapas de este trastorno desde su inicio en la edad temprana. Asimismo, en dicho proceso, la importancia reside en generar y crear instrumentos que consigan evaluar el TOC que sufre cada paciente, como la reacción de cada uno de ellos a imágenes afectivas relacionadas con obsesiones compulsivas.
El trabajo, Proyecto de Excelencia de la Junta de Andalucía, está financiado con más de 139 mil euros y se extenderá hasta 2011, cuando se desarrollará una base de datos para generar estadísticas de los TOCs más frecuentes en diferentes perfiles de edad y sexo.