Un proyecto de excelencia liderado por la UMA pretende identificar los genes que participan en la prevención de enfermedades en plantas de interés agroeconómico.
Un grupo multidisciplinar compuesto por investigadores del Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea “La Mayora”, Centro Mixto de la Universidad de Málaga y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (IHSM-UMA-CSIC), y varios laboratorios nacionales e internacionales, han iniciado un proyecto de excelencia titulado “Estrategias genómicas dirigidas al control biológico de enfermedades fúngicas en cultivos de relevancia en Andalucía”. Este trabajo tiene como objetivo global la identificación de genes que, en concreto, pertenecen a bacterias implicadas en el control biológico de dos enfermedades vegetales de gran relevancia en Andalucía: el oídio de cucurbitáceas y la podredumbre blanca de la raíz de aguacate. El proyecto ha recibido un incentivo de más de 270.000 euros por parte de la Consejería de Economía, Innovación y Ciencia de la Junta de Andalucía.
Cultivos de gran relevancia en Andalucía
El cultivo de cucurbitáceas (melón, sandía, pepino, calabacín y calabaza) es uno de los más importantes en el sector hortofrutícola nacional. Con una producción anual de 2,8 millones de toneladas, Andalucía concentra más del 50 por ciento de la misma. El oídio de las cucurbitáceas es una de las enfermedades que genera mayores daños en estos frutos. Provocada por los hongos Golovinomyces cichoracearum o Podosphaera fusca, se distingue por la aparición de manchas blanquecinas de aspecto pulverulento en hojas, peciolos y tallos.
En el caso del aguacate, su cultivo en España ha aumentado considerablemente desde los años 70, alcanzando en este momento unas 10.000 hectáreas. En la actualidad presenta una producción total de más de 62.000 toneladas, y tiene a Málaga como la mayor productora a nivel nacional. La podredumbre blanca de la raíz del aguacate es producida por el hongo Rosellinia necatrix, que fue detectada por primera vez en nuestro país a final de la década de los ochenta y de la que, hoy, se calcula una incidencia del 40 por ciento en fincas con aguacate.
Estrategias de defensa frente a plagas
El control biológico (o biocontrol) de enfermedades vegetales es una estrategia biotecnológica. Consiste en la utilización de microorganismos presentes en los suelos naturales donde crecen los cultivos, capaces de combatir el desarrollo de plagas y enfermedades en plantas de relevancia agrícola. Este método es cada vez más utilizado, tanto en el ámbito europeo como mundial, ya que “es el más respetuoso con el medio ambiente, y ayuda a la construcción de una agricultura sostenible”, afirman los responsables del proyecto.
Los investigadores proponen una estrategia novedosa en el estudio del biocontrol frente a patógenos vegetales, la utilización de técnicas de ultrasecuenciación para encontrar genes relacionados de forma específica con este proceso. El análisis genómico de agentes de biocontrol aporta información detallada sobre la batería de genes que un microorganismo requiere para establecer interacciones, tanto con la planta como con los agentes patógenos. Además permite definir los mecanismos implicados en el dicho control.
Según el profesor Ramos, director del proyecto, "gracias al trabajo previo de los equipos que forman el proyecto, se han identificado microorganismos que pueden ser utilizados en este control". De este modo, a partir de la comparación de la totalidad de su información genética, el genoma, entre ellos y otras especies relacionadas, los investigadores podrán identificar los genes diferencialmente representados y, por tanto, aquellos que pueden utilizarse en futuras estrategias de combate contra las enfermedades.
Como afirma este investigador, “el proyecto abarca todo el proceso de estudio; desde la secuenciación genética e identificación de los genes, hasta la realización de ensayos con mutantes en los genes seleccionados y el estudio de la capacidad de control de las estirpes mutadas”.
Proyecto Internacional
Participan en el estudio instituciones y organismos nacionales e internacionales. La dirección del equipo recae en dos grupos de la UMA y un grupo del CSIC: BIO-264, liderado en este proyecto por Cayo Ramos, AGR-169, coordinado por los investigadores Antonio de Vicente, Francisco Cazorla y Alejandro Pérez, y AGR-249 compuesto por investigadores del CSIC coordinados por Juan Antonio Torés.
Las colaboraciones nacionales corresponden al Centro de Biotecnología y Genómica de Plantas y el Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias, y las internacionales incluyen a universidades de prestigio de Estados Unidos y Europa. Además, se cuenta con una importante implicación de empresas de gran importancia en el sector agroalimentario.